Las personas y las sociedades, por primitivas que sean,
experimentan la necesidad de comunicarse los unos con los otros, con el
objetivo de poder intercambiar y relacionarse entre sí. El funcionamiento de
las sociedades humanas se posibilita y evoluciona gracias a la comunicación. La
sociedad contemporánea ha comenzado, a partir de los años setenta, a tomar
conciencia del fenómeno de la comunicación en la empresa y lo asume como un
proceso de dos direcciones. La empresa sabe que el mayor valor añadido de la
comunicación interna está en el diálogo con sus personas. La comunicación
permite un cierto vínculo empresa-personas. Al hablar de comunicación hay que
integrar dos significados clave: Proceso por el que el emisor transmite
información a un receptor. Relación humana según la cual dos o más individuos
logran entenderse. Como bien señala Bayón (2002) citando a Thayer (1968)
destacó que la gestión de la comunicación interna incluye las siguientes
funciones básicas: Información: conocimiento preciso sobre los objetivos, el
modo de llegar a ellos, directrices de actuación… Dirección y gestión:
incorporando a las personas sus obligaciones en la empresa y todos los aspectos
técnicos y profesionales precisos para el desempeño de su puesto de trabajo. Es
una función de la comunicación específica y circunscrita a la tarea. La
influencia (persuasión): crear el ambiente adecuado para que el trabajador se
concrete en la acción que precisa en cada momento la empresa para alcanzar sus
metas. La integración: cohesionar las personas entre sí y a éstas con la
organización.
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